martes, 19 de noviembre de 2013

Eduardo Rezzano



Diplomacia

En una valija diplomática
llevo al embajador francés

Lo llevo con orgullo
por todo el mundo
porque es mi pequeño
tesoro

Cuando tratamos de dormir
se escuchan sus gritos ahogados
pide libertad fraternidad
e igualdad

y le prometemos eso
y mucho más
si se calla





Brasil

Si dijera que
nací en Brasil
los que me conocen
se apurarían a
desmentirlo

Por eso digo
que vengo del fondo
del mar

que germiné
en el casco de un galeón
hundido hace dos siglos

que fui amado
por los ocho tentáculos
de un pulpo antropofílico

que fui devorado
por un tiburón y
que volví a nacer
pero tardíamente

con los días contados
y la mirada perdida
en un punto difuso

que ahora se acerca
ahora se aleja





Ceremonia

"Aprovechando el silencio
volaré como una mosca
de ojos negros

facetados pero negros"
dijo el hipopótamo en
su último estertor

Será honrado con fanfarrias
o percusión oriental
en procesión interminable
y festiva

Será troceado y habrá
para todos menos
para el ciempiés

ocupado en traer
los ecos del pasado
los pasos perdidos
de la noche





Despeñadero

En la memoria guardo
apenas tres sonidos

el canto de un pájaro
sin nombre
una campana que toca
a muerto y
el mar contra las piedras

A partir de esta pequeña música
trato de reconstruir algunas voces

pero es inútil
la música me conduce al silencio

cada mañana
cada atardecer





Visita de médico

El espíritu navideño
pasó con prisa
por mi casa

“Visita de médico”
dijo y vació su bolsa
sobre la mesa

Nos dejó una pila
de blisters caducos
medicamentos de dudosa
procedencia y una
advertencia

“Volveré con más
cuando seamos menos”


Bio: Nació en La Plata en 1968. Publicó Ningún lugar (Mendoza, Ediciones del Canto Rodado, 1999), Gato barcino (Barcelona, Lumen, 2006), no fábulas (Bahía Blanca, Vox, 2010), Alcohol para después de quemar (Santiago de Chile, Fuga, 2012) y Caligrafía (Madrid, Amargord, 2013).

1 comentario: